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martes, 10 de febrero de 2009

Oro puro




“En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza”
Eclesiastés 9:8


“Señor Ayudame”. Me acuerdo que estas fueron las palabras claves que abrieron la puerta de los cielos y dios vino ayudarme. Yo andaba herrante en este mundo. Era una pecadora sedienta de llenar un hueco de mi corazón. Dios en su divino amor me enseñó que solo él podía satisfacer esa sed que yo tenía. Mis vestidos eran sucios, mis ojos turbios, mi andar y mi hablar eran abominables ante dios. El cielo abrió una ventana, donde ahí estaba dios observandome y cuando clamé a él, fue y respondió. Su amor divino pudo lograr en mí la transformación más linda de mi vida. Todo cambió, mis vestiduras él las había lavado con sangre preciosa. Mi ungüento él lo da cuando lo busco; ya mi tiempo no es vanidoso, sino de entera consagración. Que maravillosa transformación la que hizo mi dios en mí. Ya no tengo que ser esclava de las tinieblas, pude ver la luz de mi jesús. Antes todo a mí alrededor parecía sin brillo, pero no era lo que estaba a mí alrededor. Era que el pecado que había en mancharon mi brillo, apagó mi ternura y me destruyó. Jesús vino a darme amor me cubrió de incienso aromático y en mi corazón surgió un cántico al rey de reyes porque me salvó.
Antes el pecado opacaba mi vida, pero ahora dios vive en mí, mi corazón brilla.
“Oro, oro soy”. Para él saber cuanta gratitud hay en ti, por lo que él hizo por ti, él nos prueba. El oro se pesa, para saber su calidad, se pule para que brille más. Mi dios me ha pesado en su balanza celestial. Pasé por luchas y pruebas, pero ni un solo momento me sentía sola, él no me dejaba, estaba a mi lado ayudandome a continuar. Me a dicho que si me mantengo firme, una corona me dará y vestiduras blancas me pondrá. Para seguir brillando como el oro puro, no debo abrazar más la vanidad de la vida, ni seguir en el camino de maldad. Mi corazón debe mantenerse limpio para que yo brille más. Alcanzar las promesas quiero y que el padre me dará. Una vida fiel a dios tengo y firme en sus caminos debo andar. Quiero recibir a jesús en las nubes porque la corona me pondrá.
“Oro puro, oro puro soy” la recompensa Dios nos dará, cuando le somos fiel, y hacemos solo su voluntad. Deja que dios te pese en su balanza celestial. Y sí todavía te falta el brillo, apartate de todo pecado y consagrate a dios. Vivirás esperando el día glorioso en que cristo te venga a buscar. Sus promesas cumplirá en ti. “se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida” Apoc. 2:10 “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según su obra” Apoc. 22:12

POR:JULY SANTIAGO

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